La saya es una danza folkclorica boliviana (del kikongo nsaya, trabajo omunal liderado por una voz cantante) es un estilo de música y danza que puede ser considerado como el producto de la hibridez de elementos africanos, aymaras y españoles.
El acompañamiento de tambores y guanchas y las coplas entre solista y coro surgen de las raíces africanas mientras la vestimenta adoptada por las mujeres se asemeja al traje de las mujeres aymaras. El canto es ejecutado en castellano. Antiguamente las dos filas de bailarines eran guiadas por los mayores del pueblo. El Capitán de baile hacía orden y lugar para los bailarines con el chicote, los dos Caporales con los pequeños cascabeles ajustados a las pantorrillas marcaban el ritmo siguiendo al tambor mayor.
Hasta la época de la Reforma Agraria se ejecutaba la Saya “sólo en fiestas patronales con previa autorización del patrón”, luego se la bailaba en todos los acontecimientos sociales. La fuerte jerarquización del baile predominante hasta los años 1960 ya no existe más. Tampoco existen más los antes usuales personajes del baile como el Mayor de Plaza, el Alcalde y el Rey. Según Templeman esta Saya “antigua” dejó de ser ejecutada en parte por las ridiculizaciones hacia los negros en danzas como el Tundiqui o los Negritos, que hicieron que los propios afro-bolivianos se averguenzen de su tradición musical y dejaran en suspenso todas las representaciones de la Saya.
Hablando de la Saya en los años 1970, Léons cuenta que apenas fue interpretada por los jóvenes de Chicaloma quienes "la consideran 'una estupidez' del pasado, lamentando su desaparición solamente algunos de los ancianos sobrevivientes.” Sin embargo, un abandono total de esa tradición parece muy poco probable ya que los creadores de la danza de los Caporales se inspiraron justamente en una presentación de un grupo afro proveniente de Tocaña.
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